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DELIA STEINBERG GUZMÁN


La angustia y el temor que producen tener que enfrentarse a ciertas realidades desagradables han hecho que los hombres comparen la vida con un juego de azar: nada está relacionado con nada, todo es una simple casualidad, donde algunos salen ganando y otros perdiendo. Y así, en esta “lotería de la vida”, apostamos cada mañana por nuestra suerte y lloramos por las noches cuando la fortuna no nos ha favorecido. A los propios defectos de falta de voluntad, indiferencia y cobardía psicológica, se añade la disculpa fácil de un “mundo malo y cruel”, contra el que el hombre nada puede hacer.
El resultado aparece claramente: si vivimos en un desorden cósmico, donde los acontecimientos siguen la única ley de la casualidad, ¿para qué preocuparse por nada? La ciencia y el arte –por no hablar del rito religioso– se reducen entonces a las “cábalas” necesarias para rasguñar alguna parte de la suerte que la vida distribuye caprichosamente. Y, ante los fracasos, jamás hay responsabilidad personal: la vida cruel y la casualidad son los culpables de la situación, y la conciencia humana se enquista más y más en la disculpa de la impotencia ante el destino.
Nueva Acrópolis propone cambiar el concepto de casualidad por el de causalidad, mucho más certero y comprobable en la Naturaleza entera. Un juego de causas y efectos iría, pues, relacionando los hechos de modo que la existencia sería una larga cadena, donde cada eslabón tiene su sentido propio y de unión, tanto con el eslabón que le precede como con el que le sigue.
No hay hechos casuales. Todo viene de algo y se dirige hacia alguna parte. La ciencia, inteligentemente, busca el porqué de los fenómenos que nos rodean. Hay explicaciones para el día y la noche, para las distintas estaciones del año, para el milagro de la germinación de una semilla, para la gestación de la vida física, para el rumbo de los ríos hacia el mar, para las nubes que se agrupan y luego se disuelven en gotas de lluvia…
Pero cuando se topa con el misterio, cuando faltan las explicaciones y cuando es pobre nuestra comprensión, se prefiere la muletilla de la casualidad inestable antes que conceder la presencia latente de una ley causal que aún debemos desentrañar.
Cada uno de nuestros actos tiene una razón. Cada gesto, cada sonrisa, cada lágrima, cada impulso de valor, cada sensación de fuerza interior, cada sentimiento de compasión y amor, vienen de semillas de sus mismas naturalezas. Y cada uno de nuestros actos también genera un efecto que será igualmente de la misma naturaleza, en lógica concordia. El amor viene del amor y genera amor; el odio viene del odio y genera odio.
Sin casualidades y con causalidades, somos responsables de nuestros propios destinos.
Y tras el ideal acropolitano de un mundo nuevo y mejor, debemos asumir el compromiso de un hombre nuevo y mejor, consciente y capaz de construirse día a día en ese sentido superior.

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DELIA STEINBERG GUZMÁN


Navegar contra corriente es:
* Remontar un río cuando este baja hacia el mar.
* Enfrentar las olas que van a deshacerse en las playas.
* Caminar de frente, dando la cara al viento.
* Ayudar a la Naturaleza, cuando todos tienden a ensuciarla y destrozarla.
* Valorar la vida cuando todos parecen trabajar en favor de la muerte.
* Mirar los árboles, los animales y las piedras con el mismo respeto que a los humanos.
* Conseguir un aire puro cuando todos se esfuerzan por contaminarlo.
* Sentirse libre ante las variadas máscaras de esclavitud con que tratan de engañarnos.
* Conservar las propias ideas cuando todos cambian según la moda.
* Vivir un ideal cuando todos reniegan de todo.
* Buscar la belleza cuando todos la desprecian.
* Ir en pos del bien cuando todos tratan de hacer y hacerse daño.
* Velar por la justicia cuando todos la quebrantan.
* Sostener la virtud cuando todos alaban el vicio.
* Alimentar los sentimientos superiores cuando todos se inclinan por las bajas pasiones.
* Ser veraz para enfrentar la mentira.
* Profesar el auténtico conocimiento allí donde se elogia la ignorancia.
* Conservar el sentido común en medio de la locura.
* Mantener la serenidad cuando alrededor cunde la angustia.
* Vivir la fraternidad mientras unos y otros se aíslan y se dividen.
* Amar la paz en medio de un mundo agresivo.
* Ser valiente en medio de un mundo débil.
* Promover el entendimiento entre las gentes cuando todos cierra las puertas de su yo interior.
* Ser generoso cuando todos se vuelven avaros.
* Fomentar el amor allí donde crece el odio.
* Saber escuchar mientras todos pretenden hablar.
* Disfrutar del silencio cuando solo cunde el ruido.
* Apreciar el trabajo por encima del ocio.
* Desarrollar la voluntad por encima de los instintos.
* Perseverar en la condición de ser humano a pesar de las circunstancias adversas.
* Tener fe cuando todos dudan.
* Creer en Dios cuando todos lo niegan.
* Levantar los ojos al cielo cuando todos se arrastran por el suelo.

* Cabalgar en las estrellas al compás del Ritmo Universal.




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